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#MeToo: Inicio del Fin de la Impunidad

Autores: Daniela Pérez, José Luis Espinosa y Andrea López


Estados Unidos, 2007. A la activista Tarana Burke no le da tiempo de decirle a una víctima de violación que ella también fue violada. Desde ese momento, Burke decide no callar más y convierte Me Too en un ícono de sensibilización y empatía con víctimas de abuso sexual. Diez años después, Alyssa Milano revive el movimiento y habla públicamente sobre los abusos sexuales que vivió por parte de Harvey Weinstein. Me too se convierte en un hashtag utilizado en las redes sociales, tiene alcance a nivel mundial y es utilizado tanto por mujeres como por hombres. 


En México, solo dos semanas después de que el movimiento #MeToo reiniciara, se registran más de 60 víctimas de acoso y hostigamiento sexual en la Universidad Autónoma de Zacatecas. La activista por los derechos humanos de las mujeres, Mara Muñoz, exhibe la falta de interés de autoridades universitarias y gubernamentales para recibir, atender y dar seguimiento a las denuncias de los ilícitos cometidos; no solo contra alumnas, sino también investigadoras, docentes y trabajadoras. Se desechaban las denuncias, no había seguimiento por parte de las instituciones universitarias y estatales. 


Dos meses después aparecen las primeras acusaciones de abuso sexual contra Harvey Weinstein. Lo que parecía un caso aislado se convierte rápidamente en una riada de denuncias, cuyo principal símbolo era el movimiento #MeToo. En 2003, Dawn Dunning hacía pequeños conciertos de actuación y trabajaba de camarera en un club nocturno donde conoció a Weinstein. Según recuenta, la mujer de 24 años era cautelosa, pero Weinstein fue amable, profesional y solidario. Le ofreció una prueba de pantalla en Miramax, la invitaba a almorzar y cenar para hablar sobre películas e incluso le regalaba entradas a ella y a su novio; hasta que un día la invitó a una comida en un hotel de Manhattan. Dunning se dirigió al restaurante, donde le dijeron que Weinstein llegaba tarde debido a una reunión, por lo que debería dirigirse a su suite. No había reunión. Weinstein estaba en bata de baño, detrás de una mesa de café cubierta con papeles. Él le dijo que eran contratos para sus próximas tres películas, pero solo podía firmarlos con una condición: tendría que tener relaciones sexuales con él. Dunning se rió, asumiendo que él estaba bromeando, y Weinstein se enojó. "Nunca lo lograrás en este negocio", le dijo Weinstein, "así es como funciona". Dunning huyó y cuando el asistente la llamó al día siguiente, colgó. Ella dejó de actuar poco después y se convirtió en diseñadora de vestuario.


El caso de Dunning solo es uno de entre más de un centenar de acusaciones contra Weinstein. En 2017, un grupo de supuestas víctimas de abusos sexuales, lideradas por la actriz Asia Argento, lanzan una lista con más de cien reportes de acoso cometidos por Weinstein, desde 1980 hasta 2015. El modus operandi concuerda con lo que Dunning recuenta: invitaba a las jóvenes actrices a su oficina o a un cuarto de hotel, con el pretexto de discutir sobre el futuro de su carrera profesional. Era entonces cuando exigía que le hicieran favores sexuales, argumentando que únicamente de esa manera despegarían sus carreras.


Violación. Crímenes sexuales. Abuso sexual. Estos son algunos de los cargos que el 25 de mayo 2018 la Fiscalía de la Ciudad de Nueva York le imputa a Weinstein. Paga una fianza de un millón de dólares y queda en libertad condicional el mismo día, a la espera de juicio. En julio del mismo año, se le imputa un cargo adicional de acoso sexual predatorio por supuestamente forzar a una mujer a practicarle sexo oral. De ser encontrado culpable, se enfrentaría ante una condena de cadena perpetua en prisión. La impartición de justicia, sin embargo, tomará más tiempo de lo esperado. El juicio originalmente planeado para el 9 de septiembre de 2019, ha sido pospuesto al 6 de enero de 2020.

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