top of page
  • White Facebook Icon
  • White Twitter Icon
  • White Instagram Icon
Buscar

Un Domingo por la Mañana

Actualizado: 4 dic 2019

Era viernes por la noche. Rodrigo y yo íbamos regresando de una cena con sus amigos. Ambos vivimos por el mismo rumbo, y habíamos notado que en las últimas semanas una jauría de perros callejeros se juntaba en un terreno baldío cerca de nuestras casas. Se veían tristes y desnutridos. Decidimos ir a comprar croquetas y agua para alimentarlos; conseguimos algunos trastes de plástico para que duraran más, también algunos cartones y periódicos para que no pasaran tanto frío durante la noche. Estábamos preocupados por ellos. Se veían débiles e incluso había una que otra hembra embarazada.


Al día siguiente fuimos a Home Depot a comprar madera y lonas para construirles algunas casitas. Al regresar al terreno baldío alimentamos a los perros otra vez. Algunos vecinos se nos unieron a la construcción de las casitas. Después de unas horas —y mucho sudor— lo logramos. Hicimos seis casitas en las cuales cabían al menos dos perros medianos. Nos fuimos contentos y plenos por la buena acción que habíamos realizado. Sin embargo, no contábamos con que ese día en la noche caería una lluvia estrepitosa. No podíamos ni salir de nuestras casas. Más noche cuando por fin la lluvia se calmó fuimos a checar si las casas habían soportado la lluvia. Dos estaban destruidas. De noche, sin tanta luz, no podíamos reconstruirlas.


El domingo en la mañana regresamos. Los alimentamos y volvimos a construir las casitas que se habían destruido. Esta vez decidimos poner varas de metal —que encontramos en el terreno baldío—. Nos queríamos asegurar que las casas resistieran, por si alguna otra pequeña tormenta se aproximaba. Nos dimos cuenta de que habían llegado un par de perros más. Estos buscaban reproducirse. Optamos por llevarlos a esterilizar. Fue difícil. No todos se dejaban atrapar, incluso uno de ellos mordió a Fabián. Hicimos lo que pudimos por llevar a la mayor cantidad de perros; sabíamos que era imposible reducir la cantidad de perros que rondaban por ahí. Sin embargo, era una manera de evitar que aumentaran.


Han pasado casi tres semanas. Unas cuantas lluvias más y las casitas aún siguen de pie. No tenemos la oportunidad de llevarles de comer dos o tres veces al día, pero todas las noches vamos, los alimentamos y les ponemos agua limpia. También, limpiamos un poco si es que la gente ha tirado basura y los desechos de los perros. A veces notamos que hay nuevos perros o que, algunos de los que estaban no regresan. Incluso hemos visto crecer a uno que otro. Fabián y yo coincidimos que, cuando tenemos un mal día y vamos a atender a los perritos, nos olvidamos de todo y pasamos un buen rato, regresando a casa más felices y relajados.

Comments


Suscríbete a nuestro newsletter:

Gracias por inscribirte a nuestro newsletter.

bottom of page